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si
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Formas de morir: Irse, desaparecer, mentir, huir.
Rodrigo, el negro, el viejo de la esquina que primero perdió dedos en la explosión. Nunca lo quise ver, se murió mucho después, de viejo. Noelia que me vuelve a Rodrigo, lloro de vuelta su muerte, vivo de vuelta su muerte y pienso en la mía.
El pibe que se pegó un tiro en la cabeza, el hijo de Nico, el de la pescadería. Me lo imagino llorando, abrumado, su oscuridad lo ingiere y no lo puede evitar, no es arrepentimiento, su oscuridad se lo ingiere. Esta parado al lado de la ventana, como si se fuese a tirar, pero tiene un arma en la cabeza, se imagina saltando por la ventana, cayendo. El vértigo de la caída, el dolor envolvente del golpe que llega a absolutamente cada célula de su cuerpo. Se pega un tiro.
No sé que es lo que siente ni como lo siente. No me acuerdo su nombre, no sé si es él (que aunque sin nombre nos conocemos mucho) o su hermano, todavía tengo esa duda. Me imagino que es él así cierro nuestra historia. Ya no me importa cuál de los dos es, es lo mismo.
El tano Germano fue el primero, nunca dimensione su muerte. Dormíamos en la misma habitación, la única. Mi amiga y yo en una cama marinera abajo, él en la cama matrimonial con su tubo de oxigeno, yo no dormía, él tampoco. Nunca lo sentí muerto, yo vivía en otro planeta.



El límite de la marginalidad es netflix, el 4g y el wi fi.
Periferia son 30 kilómetros. Volver antes del último tren. El fanático de Racing que estaba enamorado de mi. Cerveza La Diosa y tíos dj. El que mejor bailaba era el mas gato pardo. El kiosko del poli. La capital tiene más posibilidades. Bailar con sabor a fernandito en la boca. Elegir los números de la quiniela para la mamá alcohólica de tu amiga. El telo de almohadas amarillas y manchas de humedad. El novio de la moto. El novio con rastas. La chica con la que escuchamos Nirvana en la cama, la adrenalina. 30 km a cuestas.
Todos nos cojiamos a una amiguita del barrio.

De verdad crees que podemos volver a un suburbio de adolescentes.
De verdad querés volver el tiempo atrás.
Cuánto podríamos alcanzar esta vez?
Tengo una resaca que no me pertenece, todavía siento el gusto a vino de tu boca.
Cuántas veces pienso en volver a un pensamiento que no me pertenece, te recuerdo, me recuerdo, tenemos una lejanía hermosa, supimos construirla con todos nuestros esfuerzos y nos sienta bien. Uno a cada lado de la mesa.

Recorro la casa tranquila, el silencio, la música a todo volumen, los muebles doblegados, plegados hacia adentro. El filo del material, la madera. Me detengo en los remaches, el estampado de la tela, busco el final del tapizado.

Te volvés recurrente.
Cuánta distancia hay hasta tu casa?
El lenguaje absurdo nos sienta muy bien, te escucho con una atención que no mereces, te escucho para adentro, el tejido, los órganos, el repiqueteo de la piel cuando se pliega.
















Estoy asentada en la línea de fuego, tengo una ametralladora cargada por la mitad. Por encima de mi cabeza un cielo de estrellas, una neblina nocturna. Un indio vuelve, lo abrazo, le doy la bienvenida, le hago el amor con toda la dulzura disponible, le doy un trozo de pan, le vierto agua en la boca, salgo a caminar.

- que feriado violento!


A mi me gustan las drogas y a vos las menores de edad

- No es así
- Ahora que soy grande te sigo gustando?

La pintura blanca del marco de la puerta, la madera oscura que la pintura descascarada deja ver.
Él en la cocina apoyado en la mesada, los ojos de frente, hacia delante.
Otoño/invierno, calor dentro de la ropa.



Todo demora tanto tiempo y pasa tan rápido, que pena!
Podría demorarme un poco más, hacerlo todo más lento.
Me estoy meciendo en cámara lenta, de manera imperceptible.



Después siguen las cosas con normalidad. La música, bañarse, buscar la dirección, tomar el colectivo, la estampita de San Jorge, saludar, entrar a los empujones, charlar un rato, estoy agotada.
de mis favoritos
- Buen provecho. Me trago todo esto de a poco, me lo trago lento.
- Pasame la mayonesa.
una casa de fuego a lo lejos
un país renacentista
un mujer regordeta barroca leyendo sobre un tronco
un perro corriendo por un barranco
un surco profundo en la tierra, un labrador agotado
una fisura en el cuadro, la marca del lápiz
un boceto en acuarela
una chica rodeada de enredaderas, con el pelo suelto y una sensualidad sutil
estamos grandes
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Sonríen
Suavemente
de mis favoritos